El uso de tranquilizantes, ansiolíticos y otros medicamentos controlados debe estar siempre bajo la supervisión de un médico. Sin embargo, la automedicación con estos fármacos se ha convertido en un problema grave, ya que muchas personas los consumen sin receta o los combinan con alcohol u otras drogas, poniendo en riesgo su salud física y mental.
🔹 ¿Qué son los tranquilizantes y por qué se usan?
Los tranquilizantes, también llamados ansiolíticos o sedantes, son medicamentos que ayudan a reducir la ansiedad, el insomnio o ciertas crisis nerviosas. Cuando se usan correctamente, pueden ser útiles, pero siempre bajo control médico y por un periodo limitado.
🔹 El riesgo de la automedicación
Tomar tranquilizantes sin receta o en dosis mayores a las indicadas puede causar:
-
Somnolencia excesiva y problemas de coordinación.
-
Pérdida de memoria y concentración.
-
Riesgo de sobredosis, especialmente al mezclarlos con alcohol.
-
Aparición de dependencia física y psicológica.
🔹 Consecuencias a largo plazo
La automedicación frecuente con tranquilizantes puede generar:
-
Adicción: el cuerpo se acostumbra a la sustancia y exige dosis cada vez mayores.
-
Problemas de salud mental: depresión, irritabilidad y aislamiento.
-
Deterioro de la calidad de vida: dificultades familiares, laborales y sociales.
🔹 Conclusión
Los tranquilizantes no son un remedio inofensivo, sino medicamentos que requieren supervisión médica. Automedicarse puede parecer una solución rápida, pero a largo plazo trae graves consecuencias para la salud y aumenta el riesgo de dependencia.
En Centros CEA, ayudamos a las personas a superar problemas de adicción a fármacos y tranquilizantes mediante programas especializados y un acompañamiento integral.